Obesidad fomentada de noche

El riesgo de obesidad aumenta si hay más exposición a la luz de noche que de día

En su estudio analizaron mediante medidores de muñeca, la exposición a luz ambiental de unos 1.110 participantes de unos 72 años de media, en los que también evaluaron otros indicadores como el perímetro abdominal, la altura y el peso, y a quienes realizaron una serie de cuestionarios para saber si fumaban, bebían y cuál era su estatus socioeconómico.


Investigadores de la Nara Medical University, en Japón, han observado que la exposición a la luz puede influir en el riesgo de sobrepeso de modo que, quienes se exponen a mucha luz por la noche y, en cambio, pasan a oscuras parte de la mañana, tienen más riesgo de presentar una mayor obesidad abdominal.


Asimismo, según los resultados de este trabajo que publica la revista Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism, si la exposición era mucho mayor por el día que por la noche tenían más probabilidades de perder peso. “Nuestros resultados son razonables porque los seres humanos han evolucionado con una iluminación muy intensa de día y con una luz más tenue por la noche”, ha reconocido Kenji Obayashi, autor del estudio, que muestra la primera evidencia de que alterar los ritmos circadianos con un patrón diferente de luz-oscuridad puede aumentar el riesgo de obesidad.


En su estudio analizaron mediante medidores de muñeca, la exposición a luz ambiental de unos 1.110 participantes de unos 72 años de media, en los que también evaluaron otros indicadores como el perímetro abdominal, la altura y el peso, y a quienes realizaron una serie de cuestionarios para saber si fumaban, bebían y cuál era su estatus socioeconómico. Las mediciones se repitieron una media de 21 meses más tarde. Al comienzo del estudio, 138 personas presentaban obesidad abdominal, algo que los investigadores definen como una relación entre el perímetro de la cintura y la altura mayor de 0,6.


También, los autores midieron su nivel de exposición a la luz o iluminancia, que expresa el flujo luminoso que incide sobre la unidad de superficie, y cuya unidad en el sistema internacional es el lux (lumen por metro cuadrado). De este modo, los niveles de luz al aire libre en un día claro estaban en alrededor de 11.000 lux, mientras que por la noche es de apenas 11 lux. Y en interiores, se estima que durante un día soleado los niveles pueden estar en unos 1.000 lux mientras que por la noche es de 25-50 lux, siempre que sea un sitio con ventana.


Al medir la exposición a la luz durante el día y la noche y compararla con la de aquellos participantes sin obesidad abdominal vieron que quienes presentaban un mayor perímetro abdominal al comienzo del estudio estaban expuestos a menos luz hasta la tarde y, en cambio, presentaban una mayor iluminancia por la noche.


Perdieron grasa abdominal cuando había más luz de día


Y al final del periodo de seguimiento, las personas que estuvieron expuestas a más de 3 lux por la noche eran más propensas a haber aumentado su perímetro. En cambio, quienes pasaron más tiempo expuestos a más de 500 lux por la mañana tenían más probabilidades de haber adelgazado el perímetro de su cintura en los casi dos años que duró el estudio.


Asimismo, al calcular el índice de masa corporal (IMC) de los participantes a partir de su peso y altura también vieron que había una asociación con una exposición a la luz por la noche que por el día. “La exposición a la luz artificial durante la noche se asocia con un mayor riesgo de obesidad”, ha defendido Charles Czeisler, jefe de la Unidad de Trastornos del Sueño del Brigham and Women’s Hospital de Boston, que no participó en el estudio.


Los autores reconocen que este estudio sólo recopila datos de exposición a la luz de dos días diferentes por lo que pueden no ser representativos y, además, puede ser que en el momento de la medición los participantes tuvieran las luces encendidas por algo concreto. No obstante, entienden que una exposición inadecuada a la luz puede alterar el patrón de secreción de melatonina, una hormona asociada con el gasto energético, ha añadido Obayashi. Además, recuerda que las personas más jóvenes son más sensibles a la luz ambiente que los ancianos y en ellos el efecto podría ser incluso mayor.

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