La obesidad es cada vez más frecuente en las sociedades occidentales y, aunque se conocían los riesgos que supone el exceso de peso para la salud, se desconocía cuál puede ser el alcance real del problema y es que, según un estudio, publicado recientemente en la revista médica The Lancet, la obesidad severa acortaría tanto la vida como fumar.
Los investigadores de la Universidad de Oxford probaron que el aumento del índice de masa corporal (IMC) por encima de 25, es decir del IMC ideal, aumentaría la probabilidad de padecer enfermedades vasculares, diabetes e incluso algunos tipos de cáncer. Este riesgo es aún mayor cuanto mayor sea el IMC, y por tanto el grado de obesidad, llegando a aumentar la mortalidad hasta ser igual a la del tabaquismo en los casos de obesidad severa y mórbida, es decir, con un índice de masa corporal (IMC) superior a 40.
Sin llegar al extremo de la obesidad severa, que podría acortar la vida en torno a diez años (igual que el consumo de tabaco), está claro que el exceso de peso también lo hace, ya que la obesidad moderada (aquella que tiene un índice de masa corporal (IMC) entre 30 y 35) acortaría la vida de 2 a 4 años y este grado de obesidad es bastante frecuente en nuestra sociedad.
“Debemos prestar especial atención a la educación de los más pequeños: si se acostumbran a comer bien desde siempre, de forma equilibrada, y a practicar ejercicio, mantendrán este estilo de vida saludable cuando sean adultos”
Es evidente que el exceso de sobrepeso, además de acortar la vida, provoca un deterioro en el grado de calidad de la misma. Por tanto, nuestra sociedad deberá esforzarse en concienciarse de la importancia de alimentarnos bien y llevar una vida activa, cada uno en la medida de sus posibilidades.
Probablemente habrá que comenzar a cambiar ciertos hábitos, pero deberemos prestar especial atención a la educación de los más pequeños: si se acostumbran a comer bien desde siempre, de forma equilibrada, y a practicar ejercicio, mantendrán este estilo de vida saludable cuando sean adultos.
Pero vale la pena empezar a cuidarse, aunque ya no seamos niños. Siempre es posible empezar a hacer las cosas bien. Siempre se puede mejorar.